Uno de los problemas más frecuentes en el mundo laboral actual es la “competencia” que existe entre el individuo (el empleado) y el colectivo (la empresa).

Antes vivíamos para trabajar, pero a partir de la pandemia cambiamos nuestra perspectiva respecto al papel que juega el trabajo en nuestras vidas; nos dimos cuenta que el trabajo nos absorbía por completo, dejando poco tiempo para cuidar de nosotros mismos. Con esto, empezamos a darle prioridad a nuestra individualidad sobre el trabajo.

Entonces, ¿qué deben hacer las empresas para lograr que los individuos formen parte del colectivo?

Lo primero es entender que es importante permitir que cada quien desarrolle su individualidad para enriquecer la colectividad. Es decir, entender que no todos los empleados son iguales y lo que le funciona a uno puede incluso ser perjudicial para el otro; y que mientras más cómodo se sienta un individuo dentro del colectivo más comprometido estará con éste.

Los esquemas laborales híbridos han ayudado a esto, dándole a los individuos mayor control sobre sus horarios. En el mismo sentido, los planes de wellness corporativos más exitosos le permiten a los empleados elegir entre un sin fin de opciones.

Lo mismo debería pasar con los beneficios financieros. Dentro del marco de la individualidad, es irreal pensar que todos los empleados de una compañía tienen las mismas necesidades y metas financieras. Lo que tenemos que hacer como empresas es abrir el abanico de posibilidades para permitirle a cada empleado elegir el producto que más le convenga.

Con este tipo de iniciativas permitimos el crecimiento individual mientras incentivamos el compromiso con el colectivo. Las compañías que logren entender y brindar esto a sus empleados serán las más valoradas en el mercado laboral.

¿Te interesa saber cómo implementar o participar en una inciativa para incentivar con beneficios financieros a tus colaboradores? Escríbenos.