No es un secreto que la cultura del ahorro en México sigue en pañales. En general, la inclusión financiera en el país sigue siendo baja, pues más del 40% de la población adulta no tiene ni ha tenido una cuenta de captación; mucho menos una cuenta de ahorro.

Pero lo preocupante es que entre 2018 y 2021 la población sin ahorro aumentó 31%, a pesar en el incremento en la población y en el número de cuentas de captación activas. Siendo las mujeres las más afectadas por esta tendencia.

Entre 2018 y 2021 los hombres que ahorran en el mercado formal aumentaron 70%, mientras que las mujeres solo lo hicieron en un 15%, creando una brecha de más de tres millones de personas a finales de 2021. Si analizamos el ahorro para el retiro, por cada hombre que no tiene una cuenta de este tipo hay tres mujeres en la misma condición.

Finalmente, otro dato interesante es que mientras los hombres usan en partes iguales la cuenta de ahora (50%) y la cuenta de nómina (50%) para ahorrar, las mujeres usan en mayor medida la cuenta de ahorro (59%) que la cuenta de nómina (41%). Esto refleja la menor participación en el mercado laboral formal de las mujeres en el país en comparación con los hombres.

Entonces, ¿qué pueden hacer las empresas para incentivar el ahorro entre sus empleados?

Lo primero es que podemos hacer, por más básico que suene, es bancarizar a todos los empleados. Es decir, pagarles a través de transferencia bancaria a una cuenta que se encuentre a nombre del empleado. Si los empleados no tienen cuenta propia hay muchos bancos dispuestos a apoyar con los trámites, incluso puede ir un asesor a la empresa para hacer el proceso más simple.

Después, implementar beneficios como caja y fondo de ahorro. La principal diferencia es que la caja de ahorro es voluntaria y el fondo de ahorro es obligatorio, es decir, los descuentos periódicos se hacen de forma automática a todos los empleados. A su vez, en la caja de ahorro solo el empleado hace aportaciones mientras que en el fondo de ahorro tanto el empleado como la empresa hacen aportaciones en montos iguales.

Una vez que los empleados están más familiarizados con el ahorro, lo mejor es ampliar la gama de proveedores de ahorro de carácter voluntario. Acercar proveedores confiables y con condiciones distintas que se adapten a las necesidades de los empleados incrementa las probabilidad de adopción de este hábito.

Finalmente, buscar cursos sencillos de salud financiera. De esta manera se crea conciencia acerca de la importancia del ahorro y se generan resultados a largo plazo.

Permitir que tus empleados puedan compartir de manera sencilla y segura sus datos de ingreso facilita el acceso a este tipo de productos, permitiendo que todos encuentren una solución a la medida sin generar trabajo adicional a la empresa.

Si quieres conocer más datos importantes acerca del ahorro en México puedes leer este artículo de Forbes.